lunes, 28 de julio de 2008

Segunda Parte.

Creer en segundas partes no esta mal.
Hacer de estas el mismo vicio que en un pasado existió, si esta mal.
Tragarse lo que sentimos no es bueno, pero aun así, tenemos que hacerlo.
No hay opciones en los precipicios.
Jamás la hubo.
Jamás existirán.
Nos sentimos dejados, pensamos en lo que pudimos hacer y no realizamos.
Nos convertimos en maquinas de autodestrucción y no hay nadie que pueda detenerlo.
No tenemos el suficiente valor para aceptar y comprender que lo que comienza, algún día debe de terminar.
Es así, porque la costumbre nos seduce y nos hace creer que las cosas siempre perdurarán.
Nos hacemos vulnerables a las llamadas telefónicas, a los encuentros inesperados y pensamos acerca de ello a solas.
Escondidos en algún rincón de la vida. (De la realidad)
Mucha gente sabe de lo que hablo.
Muchos han sentido esto que hoy decidí escribir al levantar de cama.
Nadie tiene la culpa.
Nadie la tendrá.
Las segundas partes suelen ser inesperadas, transitorias y muchas veces perdurables.
Pensar en que regresaras no esta mal, pero saber que nunca ocurrirá si lo esta.
Creer en segundas partes no es una verdadera opción.
Muy dentro de mí, creo que no hay opciones en este precipicio.
Saltar, escuchar campanas, ver como la vida transcurre es nuestra única opción.
Aspirar humo, oxidar nuestros pulmones, tomar alcohol y olvidar lo que mas duele, siempre será posible.
Insisto, las segundas partes no están demás, pero pueden ser aquellas que marcan tu vida de forma fortuita.
Me cuesta aceptarlo, pero en este momento solo creo en algo.
En la muerte que indudablemente no podemos evitar.
Porque por siempre seremos este saco de huesos andante con la mediocridad suficiente como para destruir lo que mas anhelábamos o queríamos a nuestro lado.
Las segundas partes suelen ser inesperadas, transitorias y muchas veces…
Inaceptables.

G.

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