martes, 15 de marzo de 2011
El génesis de mi locura.
Encontrar otra mano que se conecte entre sí con un solo pensar, es como cuando encuentras de frente a ti una estrella fugaz. Le dije entre risas y sin poderlo creer: “Gracias por demostrarme que existe otra persona de mi especie aquí en la tierra”. Psicodélico lo definí, porque solo aquel que posee un poco de locura se tragará el aliento. Aprendí de ti y me siento privilegiada por intercambiar letras a cambio de un desahogo que seguramente lo absorbería la nada.
Espero esto no termine aquí. No sé si será una segunda parte o tal vez seguiremos filosofando sobre cualquier cosa, lo que si puedes gritarle a aquellos policías que te dicen loco es: “que siempre tendrás un puesto en este miocardio”, María G. Cárdenas (autora del capítulo I)
Los dúos han dado mucho que hablar en los últimos años. Hoy, me considero parte de ese “paradigma” que me ha dejado el grato placer de saber cuan maravilloso es poder realizar un escrito a dos plumas. La locura es un tema que siempre me ha gustado. La razón es sencilla: “creo que el mundo está cuerdo y yo soy un lunático con rumbos diferentes al mínimo común”, Gustavo Osorio (autor del capítulo II)
Capítulo I: en vía a Marte
Trastorno aquella razón que piensa y calcula,
Temeraria, imprudente y pasional,
Rechazo cualquier norma de sociedad
Y huyo de toda diatriba de invención.
¿Por qué lo hicieron?,
¿Se acerca el caos?
Y si es así, ¿qué tan malo será?
Sueño con la locura,
Y ante ello,
Prefiero estallar una botella de litio contra el suelo.
Hoy,
Escojo una camisa de fuerza que estar cuerdo.
Siempre camino en sentido contrario a las masas
Y hago mucho ruido en las bibliotecas;
¿Por qué debo detenerme al ver el rojo del semáforo?,
Si tal vez fuese un toro (seguiría de largo).
Para mí,
Las religiones son un perfecto retraso,
Repudio la política en la gente que persigue el fin de lucro,
Pero esta vez no quiero evadir realidades,
Simplemente,
No estar a favor de ellas me basta.
¿Para qué quiero tener los pies sobre la tierra?,
Si puedo saltar en parapente y desafiar la gravedad,
La gravedad de nuestra piel,
De la carne,
Y el paraíso.
Me gusta dormir en el día,
Escribir por las noches,
Detener el tiempo;
Mantener viva a la gente que ya no está.
Hoy,
Prefiero una camisa de fuerza que estar cuerdo.
Capítulo II: locura universal
¿Para qué disculparme y ser como los demás?
Déjame amar los planetas que entierro en mi cama,
Como tesoros de una realidad universal
Que opta por embalsar lo invaluable.
Ayer fue martes y penetré en aquel cuarto
Que pinté centímetro a centímetro
Para convencerme de que es mejor tenerte en pinturas
Que en carne y hueso.
Loco me gritan los cuerdos,
Y lunático los policías,
Pero sigo en Neptuno
Como uno entre millones.
Ya no estoy.
Ya no existo.
De esto se trata este juego,
De creer en algo más allá de lo ideal,
Porque entre brisas y brisas,
Me siento liberado.
Mutando con el viento
Y sacándole mi lengua a todos,
En contraluz,
Como si estuviese perdido por siempre.
Es tu carne,
Mi paraíso de tres verdades,
Que escondo como un diamante en bruto
Que dibuja y dibuja
Tristes paisajes de soledad y confusión.
Recuerda,
Yo he nacido para pelear por lo que debo tener,
Aunque sea al borde de un universo que se conecta entre puentes,
Siendo una víctima más;
Seducida por la vil mentira que rejuvenece en la discordia,
En las sábanas,
En el alcohol y en mi locura.
Loco me gritan los cuerdos,
Y lunático los católicos,
Pero sigo en Neptuno
Como uno entre nada.
En este metro cuadrado
Esperando deslucir tus cielos.
Esperando por la camisa de fuerza que me mantendrá
Conectado con este mundo al cual no pertenezco.
Hoy prefiero la locura,
Mañana tus medias palabras
Y pasado,
Aceptaré que desaparezcas sin rencor alguno.
Déjame amar los planetas que entierro en mi cama,
Porque “Marte” es tan rojo
Como el destino que he planeado para ambos.
En mis sábanas, alcohol y mi locura.
Un escrito a dos manos:
María Cárdenas y Gustavo Osorio.
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