Las gotas de la incesante llovizna rozan sutilmente tu cuerpo,
Jugando a la enredadera de naturaleza y sentido,
Perpetuándose en éste cuadro que viene destilando su imagen poco a poco.
Es solo piel y atmósfera,
Una fusión que el diablo en su deseo de ser más cándido
Que ese ángel, que cayó desde un cielo inalcanzable,
Recrea entre nosotros.
Un regalo parecido al paraíso,
Algo tangible,
Más bien similar a la felicidad.
Pinturas: “las que recrean el adiós que nunca podré olvidar,
Las mismas que me han dejado tan seco por dentro,
Esas que siempre me definirán como una pieza de arte, unicolor”.
Rojo,
Color sangre,
Color de nuestro dolor,
Color de nuestros antepasados,
Como cuando pensamos en guerras y disputas
Donde el derramamiento del linaje
Nos agobia desde los campos de batallas,
Hasta el día de hoy.
Pinturas,
Las que recrean el adiós que nunca podré olvidar,
Las mismas que me han dejado tan seco por dentro,
Esas que siempre me definirán como una pieza de arte, unicolor.
G.
miércoles, 5 de agosto de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario