Es lamentable como nuevamente María se levanta de su cama arañando el cubrecama que mama con mucho amor elaboro en su humilde maquina de coser.
A pesar de ser una chica de clase media alta, María siempre tuvo noción de metas muy ambiciosas para su vida.
Ella siempre supo que no era ninguna niña a pesar de que todos en su familia solían subestimarla.
Lucho siempre por una verdad.
María amanece desgarrando el hilo dorado de su cubrecama por no encontrar solución a la depresión que invade su ser.
Lleva meses en el mismo hoyo que la sociedad ha creado para sí.
Ha plantado un lago en sus delicados pies por creer que el bien siempre seria un valor agregado a su vida que nunca llegaría si no llegase a ser una de esas chicas plásticas con las cuales siempre tenía que compartir el mismo vivir diario.
Las criticas a sus mejillas llegaban en forma de bofetadas que una y otra vez la hacían sentir una desadaptada social, por siempre llevar en alto los valores y las buenas costumbres que en casa aprendió.
Siempre con el propósito de surgir y ser mas que esa chica del millón de dólares que muchos envidiarían.
El rechazo.
Los desprecios.
La deshonestidad.
El maltrato social y discriminación de sus valores.
María se pregunta porque las costumbres y las buenas enseñanzas que aprendemos en casa han quedado atrás.
María quiere saber porque las mujeres hoy en día solo piensan en prótesis que poco a poco llegaran al deterioro y probablemente causaran enfermedades.
María ya no esta.
Nadie sabe donde llego a parar, pues siempre fue entregada a su mundo extremadamente extraño y para normal, donde se regodeaba de libros y del vivir que muchos hoy en día no toman en cuenta.
María ha dejado una carta antes de partir.
Donde solo expreso estas sencilla palabras: “el dolor en mis hombros esta, como una carga pesada que no puedo lidiar, necesito mas que este material y cruel mundo que me quiere hacer víctima de lo que nunca me enseñaron en casa. Decido irme lejos, donde el mal no atraviese mis valores y me haga ser una persona que solo puede sonreír y encajar en una sociedad donde el bisturí y el cochino dinero sean el elixir de vida”.
Quiero paz. Quiero vida.
Quiero libertad.
G.
martes, 6 de enero de 2009
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