Y como dos tontos se miraban.
Perdidos en la desatada cordura.
Un poco de alcohol.
Aunque muchas veces no suele ser la mejor compañía.
(Supongo que un vino no estará demás).
Era todo lo que necesitarían en aquella tarde. (Me digo a mi mismo).
El picnic casi perfecto.
Mientras seguían mirándose en aquel verde césped.
Como dos idiotas.
Regalándose miradas uno a uno.
Como palomas emprendiendo su viaje de vida.
Alegría. Felicidad. Y mucho viento en sus espaldas.
Un mantel realmente improvisado.
El sol resaltando sus hermosos ojos.
Un beso que no tardaba en llegar.
Una interrupción por un vagabundo que apenas pedía unas monedas para poder comer.
Risas incesables.
Era el producto de aquello que habían creado.
Ellos. La naturaleza.
Ellos y su pequeña burbujas de sueños.
Sus picaras ganas de querer ir más rápido.
Y a la vez tomar las cosas con calma.
Sin que el adiós se acercara.
Era eso.
Si.
Todo lo que captaba el lente de mi cámara.
Una historia.
Un amor que apenas podía tocar digitalmente.
Un suspiro en pixels.
Una gama de colores plasmada en un abrazo interminable.
Una palabra con contraste.
Una caricia con algo de brillo.
Una historia digitalmente perfecta.
Una imagen de lo que realmente todos los seres humanos esperamos tener algún día.
Amor.
G.
martes, 14 de octubre de 2008
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1 comentario:
Primo, te pasaste... esta demasiado brutal este escrito, la parte en la que descubri que la historia era contada por alguien que estaba viendo a través de su lente digital.. brutalisimo... =)
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