12:30 am.
No logro encontrar el sueño.
No hay nada que mas deteste que; querer dormir y no poder.
Sin embargo estando en cama, las cosas que pienso empiezan a tomar forma y me dicen que me levante.
En mi minúsculo cuarto no hay muchas opciones que digamos.
Tengo mi computador, solo eso.
No quiero salir de aquí. No quiero pensar más. Tan solo quiero expresarme y concebir lo que de cierta manera me hace sentir libre.
Todo empieza a ser confuso a pesar de que estoy frente al teclado, las ideas que parecían ser fáciles de desarrollar empiezan a desaparecer y me veo en la obligación de improvisar.
Que cagada.
Tengo ganas de incendiar el mundo con toda su porquería incluida, sumando así a este montón de cosas sin sentido, una disculpa a las personas que realmente aprecio.
Deben comprender que no siempre se pasa una semana totalmente borracho por no soportar el mal que indudablemente ha recibido mi granito de arena.
Llegando así a ácidas conclusiones, donde no queda mas que pensar que los problemas nunca dejaran de existir y que la vida nos pateara el culo mas seguido de lo que creen.
Todo esto, a causa del caos que hemos sembrado a lo largo del último siglo. “Nuestro Apocalipsis”.
Sin duda, habrá aquellos que se seguirán jactando de su obra maestra, este pedazo de mierda que nos seguirá identificando como seres humanos.
Se perpetúa el mal y nadie parece notarlo.
Hemos decidido recrear el infierno en nuestro hábitat.
Ya no deseo cambiar las cosas.
Solo deseo estar presente cuando las cosas empiecen a caer.
Cuando la grieta sea más grande y atraviese tus pies, para así alimentar mis interrogantes y ver si realmente el vacío existe.
El infierno existe señores, esta aquí, entre nosotros y ha llegado para quedarse, haciéndose cada vez mas intenso, limitando las posibilidades de un mañana certero.
De nada vale esta jodida jerarquía.
Seguiremos siendo peones y la maloliente sangre se esparcirá en nuestro propio perímetro, nos tendremos asco unos a otros y allí es donde nos daremos cuenta de que realmente todo no es tan fácil como creemos.
Esta es nuestra propia guerra.
Donde no hay amor. No hay odio. No hay sentimientos.
Un viaje para nunca volver.
Una interrogante que nunca llegara a algún final.
Una serie de motivos que me hacen escribir esta mierda cuando el aire que respiro ni siquiera es limpio.
1:13 am.
G.
sábado, 9 de agosto de 2008
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